Este tire y afloje de cuerda, este juego perverso y siniestro
en el que nos abatimos uno al otro queriendo conseguir cada vez un poco más.
Más.
¿Más de qué?
Sabemos que no nos va a contentar tener toda la cuerda de un solo lado,
no va a alcanzar sólo con eso.
Nos aburriremos,
dejaremos la tensión de lado -y supuesta diversión-
y nos iremos a jugar con cualquier chiche nuevo.
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