¿Por qué era que recordaba eso? se preguntó.
De repente aquella imagen apareció, sin avisar ni preguntar,
sin siquiera pedir permiso para posarse frente a esos enormes ojos
que sorprendidos se preguntaban:
¿Qué hace esto aquí? Tanto tiempo sin verla, sin pensarla,
se suponía olvidada pero ciertamente nunca desechada.
Aparecida sin más, exigiendo alguna explicación,
alguna razón que justificara su escondida estadía
en aquel inhóspito lugar de esta extraña mente.
Aún sigo pensando que contestarle.
Aún sigo mirando con estos grandes ojos perdidos míos.
Mi peor crimen fue haberte vestido de princesa
No hay comentarios:
Publicar un comentario